Los goles de Rodrigo y Zaza mantienen al Valencia cuarto en la tabla a 8 puntos del Sevilla, su perseguidor. El Betis tuvo más posesión pero poca profundidad.
Los de Marcelino la están llamando desde agosto, como Rodrigo al Mundial. Su gol fue de pura raza, como brutal la asistencia del omnipresente Kondogbia a Zaza en el segundo. Al Betis, al que el triunfo del Girona en Vila-real le deja descolocado en la lucha por la séptima plaza, el 1-0 de Rodrigo le electrocutó, el 2-0 de Zaza se lo hizo un mundo y Hernández le anuló su único amarre para meterse de nuevo en el partido, dejando sin validez un gol de Bartra por falta previa de Loren a Neto.
El partido lo alteró el gol de Rodrigo. De instinto y calidad, nada más buscarle Guedes con un pase de 50 metros. Falló Amat en el cruce y ahí estaba Rodrigo para aprovecharse de ello. Control en carrera, regate a dos defensas a la vez y disparo cruzado a la salida de Adán.
El gol armó al Valencia y descompuso al Betis. Los de Marcelino, a partir de ahí, llegaban a casi todos los balones primero, circulaban con criterio y merodeaban el área de Adán como un reventa a quien se acerca por taquilla. Su fútbol no era excelso, aunque sí superior. Guedes se empeñó en amargarle la noche a Barragán, que bien pudo ser expulsado.
El problema del Valencia podría estar más en sus defectos que en las virtudes del Betis. En sus habituales despistes tras pasar por vestuario y en el hecho no dejar la portería a cero durante las últimas 13 jornadas. Pero no hubo nada de eso. Los de Marcelino salieron tras el descanso con la energía y pronto Zaza se llevó por delante a los de Setién, liquidando su sequía de casi tres meses y también el partido.